martes, 19 de mayo de 2009

GLACIAR


La vida puede seguir quemando.
Pero tu tacto me refresca.
Ya no importa si hay arena detrás del aparador para los pesares, sabor a ausencia común o derrotas acumuladas, porque tú solo eres mis victorias, porque en tus ojos hay sentido que no entiendo, y me llena.
Encontraros sin buscaros es la vida como la mejor utopía real.
Es quien se encuentra sentado en un sillón abandonado.
Aquel que guarda satisfacciones propias para poder compartirlas.
Aquel que terminaría con mis fobias.
Aquel que sin nombre arrebata felicidades eternas.
Aquel sin confusiones.
Aquel con logros antes que palabras.
Aquel llevando mis párpados en su espalda.
Aquel dejando telepatías sin pensar.
Aquel viviendo como sueño.
Aquel apareciendo lo palpable pero inalterable.
Aquel que detiene la lluvia de angustias y me regala luz.
Aquel que me canta desde lejos.
Aquel silencio.
Aquel conjunto de momentos verdaderos.
Aquel momento de sintonías.
Aquel que paraliza mis movimientos a distancia desconocida.
Aquel que responde pero no habla.
Aquel responsable de los gritos que no entiendes.
Aquel que le quita importancia al pasado y al futuro.
Aquel incierto.
Aquel que hace del todo algo más.
Aquel paradigma predilecto.
Aquel autor de melodías recónditas.
Aquel sonido escrito en el iris de mis ojos.
Aquel sin promesas.
Aquel sin excusas.
Aquel número imborrable de olas mentales.
Aquel amor que nunca será llamado como tal.
Aquel aliento sin oxígeno.
Aquel paso restringido.
Aquel deja vú blanco.
Aquel que me da más de lo que creo y menos de lo que podría esperar.
Aquel que me hiere tan suavemente, que parece cura.
Aquel rasguño que desaparece los segundos.
Aquel recuerdo dador de vida.
Aquel que me haría dejar de escribir, aun por gusto propio.
Aquel inicio de mis oraciones.
Aquel pretexto válido y transparente de mi sonrisa.
Aquel regreso ligero de mis estancias.
Aquel punto dulce de toda historia.
Aquel para una vida.
Aquel que sigue el principio que he perdido.
Aquel folio interminable.
Aquel cielo que a veces me invita, pero nunca me deja resignar.
Aquel soporte de mis desvelos.
Aquel que persuadió mis espectativas para alejarme de lo que en realidad no deseaba.
Aquel millón de cosas buenas.
Aquel que depronto obtiene, aun sin necesitar en lo simple de mi.
Aquel motivo de mi desesperanza justo después de la mirada.
Aquel que en silencio blasfema en mi boca, para que yo desista.
Aquel que aunque quiera no podría provocar un insulto.
Aquel estado increíblemente inalcanzable.
Aquel castigo por decidia.
Aquel enunciado que me pasma.
Aquel descubrimiento que se muere dentro.
Aquel que da razones sin necesidad de estar.
Aquel rincón de te quieros.
Aquel centro de mi corazón.
Aquel único abrazo de miradas que me provoca amor.
Aquel que me hace hablar y hablar para el espejo.
Aquel paseo del reloj sin itinerario.
Aquel perdón solicitado por mirar tanto tu voz.
Aquel arte sin galería.
Aquel vino que no tomarás con mi sed.
Aquel latido que comienza el día después de la alborada y lo termina sin que aparezca la luna.
Aquel contraste camuflageado.
Aquel corazón en mi caja musical.
Aquel que me reprende y no lo sabe.
Aquel reflejo de mi memoria.
Aquel respiro de sonrisas.
Aquel permiso sin autorización de mi almohada.
Aquel "destino de paria."
Aquel espacio en mi sentir... que no deja más espacios.
Aquel curzor que no le escribirá a tu lectura.
Aquel retrato que transpira estancia y lejanía.
Aquel que ensordece mis ojos a un solo camino.
Aquel que me consuela con una duda en el sueño, una sonrisa al amanecer y el peor silencio al atardecer.
Aquel infarto de mi respiración.
Aquel a quien espero no pedirle disculpas, porque entonces habré renunciado.
Aquel intruso.
Aquel que hoy me deja "congelada", porque el olvido no existe.
Aquel que no respeta la desición de mi subconciente, porque siempre aparecerá cuando no lo quiera.
Aquel "siempre".
Aquel jamás.

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